La cocina actual está cargada de discursos que esconden objetivos encomiables, que trascienden incluso lo propiamente gastronómico para reflejar y dar respuesta a las inquietudes de la sociedad moderna. Cobran así fuerza palabras como ecología, solidaridad, sostenibilidad, conciliación laboral, integración, identidad, salud y productos de proximidad. Todos ellos conceptos de altura sobre los que, sin duda, es preciso ir trabajando.
Pero trabajando de verdad. Porque nos acecha un grave peligro: el de utilizar esas palabras más como un ejercicio de comunicación y marketing que como un auténtico motor de una propuesta gastronómica con alma. En Saber y Sabor 170 nos encontramos a profesionales que de verdad trabajan en consonancia con lo que dicen. Por poner tres ejemplos: allí están los hermanos Roca iluminando una nueva manera de entender la vida laboral en un restaurante. Allí está el equipo del BCulinaryLAB para hacer un auténtico esfuerzo de investigación que dé nuevo valor gastronómico a los desperdicios o desechos alimentarios. Y allí está también Fer Rivarola (El Baqueano) para represtigiar las carnes endémicas de Argentina.
La atención mediática que disfruta la cocina obliga a ser especialmente cuidadosos con los mensajes que se dan. Toca que los profesionales se definan a base de gestos honestos más que de palabras, discursos y postureos. Porque solo a través del trabajo incansable el sector consolidará su credibilidad futura.