Por si el panorama gastronómico de Barcelona no atesorara ya una inagotable variedad de originales propuestas culinarias, los hermanos Iglesias acaban de abrir Bobo Pulpín, un nuevo concepto de pulpería que apuesta por fusionar lo lúdico con una exaltación de las posibilidades gastronómicas del pulpo, incluso cuando se asocia a las culturas gastronómicas más diversas.

Ciertamente, el concepto de pulpería estaba en desuso en la ciudad condal. Conscientes de ello y convencidos de su amplio conocimiento sobre el pulpo y cómo cocinarlo, desde el Grupo Iglesias no se ha dudado en concebir una pulpería renovada junto a la Catedral de Barcelona. El local, para 70 comensales, recoge el espíritu de las mejores barras enriqueciéndolo con un aire personal y desenfadado, amigo de toda clase de clientela, incluida la familiar.

El hilo conductor de la propuesta gastronómica es el pulpo, viajero, sabroso e irreverente. La idea es que la mascota del local (un simpático peluche azul de estética pirata) acompañe a los clientes en sus viajes y que estos traigan una foto del lugar. El equipo creativo del Grupo Iglesias, liderado por los chefs Rafa Morales y Ever Cubilla, desarrollará entonces nuevos platos inspirándose en los distintos lugares que visite el pulpo.

En sus primeros pasos, Bobo Pulpín ofrece no solo el tradicional pulpo gallego, sino también pulpos de aires mexicanos (con mole y costilla, y en tortita), peruanos (frito y presentado en forma de sanguche con tinta de calamar, salsa anticucho y mayonesa de cilantro), coreanos (con pepino y salsa kimchi) y chinos (en salsa agridulce con bambú y jengibre).