La FEHR, en contra de las aceiteras irrellenables
El Consejo de Ministros ha aprobado ya la imposición del uso de aceiteras irrellenables en la hostelería. Esta decisión no ha sentado bien a la Federación Española de Hostelería (FEHR), que se ha mostrado en contra. En su opinión, esta medida tendrá consecuencias negativas para el sector. Estos son sus argumentos.
- Los nuevos formatos pueden suponer un incremento de los precios del aceite de oliva.
- No se toman en consideración los aspectos medioambientales. La medida producirá un incremento del volumen de envases, plásticos y vidrios.
- No se ha realizado estudio de las nuevas necesidades logísticas, de ubicación del producto y de espacio que harán que el aceite pueda desaparecer de muchas ubicaciones y ser sustituido por condimentos y aliños diferentes, más cómodos, sencillos, económicos y no sujetos a normativas tan estrictas.
- No se ha valorado el impacto de desplazamiento de la demanda que producirá una multiplicación de entre cinco y siete veces el precio del producto.
- No se ha valorado el desperdicio alimentario que producirán unos envases, por ejemplo de 20 cl, que en casi ningún caso se agotan en el uso monodosis y que sin embargo se convierte en residuo y por tanto derroche alimentario.
- Se produce un perjuicio de pérdida de personalización de los establecimientos, no pudiendo utilizar sus propios dispensadores.
La FEHR rechaza de plano la asociación de una aceitera rellenable con la de un envase de poca calidad o con un producto de mala calidad. Tal y como se ha defendido, "que el producto no tenga etiqueta cuando está en la mesa del restaurante o la barra del bar no es una pérdida de información al consumidor, ya que se dispone de cartas, paneles y lo que es más importante el conocimiento y atención de nuestro personal de sala y barra. Los establecimientos de hostelería no son supermercados por ello no tener la etiqueta no es sinónimo de desinformación".
La normativa obliga a que en los establecimientos del sector de hostelería los aceites se pongan a disposición del consumidor final en envases etiquetados y provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización. También recoge que los envases que por su capacidad se puedan poner a disposición de los consumidores finales más de una vez, dispondrán además de un sistema de protección que impida su reutilización una vez agotado su contenido original.