Sangre, sudor y lágrimas cuesta alcanzar la gloria de las estrellas Michelin. Un año más, la guía francesa no ha dudado en ser rácana en su edición para España y Portugal, dejando en ocho el número de triestrellados y aumentando solo en dos el número de restaurantes biestrellados. Así, el meritorio y merecido ascenso de los restaurantes Coque (Humanes) y Zaranda (Mallorca) es, por desgracia, una de las escasas buenas noticias que ha deparado la Michelin 2016.
Cabe también aplaudir la aparición en la lista de 15 restaurantes tan notables como son Sollo (Fuengirola), Kabuki Raw (Casares), Messina (Marbella), Acánthum (Huelva), Disfrutar (Barcelona), Hoja Santa (Barcelona), Tresmacarrons (El Masnou), Emporium (Castelló d’Empúries), El Ermitaño (Benavente), Villena (Segovia), El Rincón de Juan Carlos (Los Gigantes), Zarate (Bilbao), Lúa (Madrid), Gastrobar Casa Marcelo (Santiago de Compostela) y el portugués Bon Bon (Carvoeiro).
Teniendo en cuenta que nueve restaurantes han perdido su estrella (tres de ellos por cierre), el balance es escasamente positivo: frente a los 8 triestrellados, 21 biestrellados y 154 estrellados del año pasado, en esta edición las cifras son 8, 23 y 157.
Y mientras tanto perduran en el tiempo los agravios de esta guía hacia templos de reconocimiento internacional como son Mugaritz (eterno candidato a las tres estrellas), Etxebarri, Can Jubany o Nerua (con una sola estrella). O hacia restaurantes sin estrella que han demostrado merecerla sobradamente (Espai Kru o La Casona del Judío). Inexplicables agravios que de tanto enquistarse en el tiempo corren peligro de convertirse en leyendas.