Casa Solla renueva la sala para adaptarla a su estilo de cocina sencilla y elegante
El próximo noviembre se cumplirán 63 años de la apertura de Casa Solla, un restaurante familiar que ha ido evolucionando al ritmo que lo ha hecho Pepe Solla, segunda generación del restaurante y cuarta de restauradores.
En este tiempo, Casa Solla ha ido experimentando una transformación paulatina pero significativa, despojándose de elementos prescindibles para acercarse cada vez más a su esencia, pero sin perder su identidad. Ahora da un paso más al renovar su sala. “Creo que la necesitábamos, yo la necesitaba, porque de algún modo tenía la sensación de que se había separado el cuerpo del alma. El alma de la cocina que hacemos en Casa Solla había evolucionado hacia una propuesta más de producto, de sencillez, de realidad y cercanía, y quería que eso tuviese también su reflejo fuera en el comedor y en el ambiente que creamos para nuestros clientes”, asegura Pepe.
Entre los cambios más destacables y visuales está el de las mesas que ahora son de madera de roble negra, tratadas mediante una antigua técnica japonesa conocida como Shou Sugi Ban, la cual se emplea para proteger y fortalecer la madera, haciéndola más resistente y duradera.
Se han tapizado algunas zonas de paredes y techo de la sala con tela negra, y esto en combinación con el granito tradicional gallego en paredes y gueridones, la madera negra de las mesas y el hierro, logra crear una atmósfera envolvente.
También se han hecho cambios en la iluminación. La iluminación diurna se enfoca en aprovechar la luz natural de los grandes ventanales que se funden con el paisaje rural gallego en el que está enclavado el restaurante. Y la iluminación nocturna, que ahora proyecta directamente sobre cada mesa, utiliza tonos más cálidos e íntimos, creando una sensación de privacidad y exclusividad. Además, se han instalado paneles absorbentes de sonido para eliminar ecos y ruidos indeseados.
A nivel gastronómico, "los menús que servimos en Casa Solla están basados en pescados, mariscos, algas… y también con una huerta que está más presente que nunca, con vegetales, hojas, tallos, raíces, desde las fincas o desde el borde del océano Atlántico", añade.